Sé bienvenido, viajero, pues tus pasos te han llevado a Valsorth, tierra de maravilla y misterio, lugar donde la aventura aguarda detrás de cada colina de perfil amenazador, en lo profundo de un bosque tenebroso o en el interior de un templo erigido a un dios de nombre olvidado. Si eres valeroso, recompensas que jamás hubieses soñado serán tuyas, pero si tu coraje desfallece, tus huesos reposarán en una tumba sin nombre.

01 junio, 2010

00 Prólogo a la Leyenda






Prólogo: Comienza el Invierno del año 360. En Ereshar. Las cosas habían estado mal, pero nunca tan mal. La Compañía había pasado malos momentos, pero siempre los había superado, ahora la cosa no estaba tan clara. La Oscura Compaña había llegado a tener hasta 25 miembros. En sus mejores momentos (hace poco más de dos años) los aventureros paseaban su caro equipo y ricas joyas por Stumlad. Eran contratados para proteger caravanas, o incluso para luchar en escaramuzas contra orkos al norte de Erashar, incluso, una vez, fueron invitados al rico palacio del Duque de Eradun. Pero las cosas habían cambiado. Los orkos de las Kehalas habían comenzado a descender en mayor número y más belicosos que nunca. Los inviernos habían comenzado a ser más fríos. Y parece que la Sombras se agrupaban de nuevo.
La Compañía sufrió en sus carnes el rigor del invierno y de una batalla perdida contra orkos en el Bosque de la Araña. Luego escasearon los trabajos, así que la gente comenzó a buscar otros horizontes o volver a sus hogares. La Compañía llevaba un año asentada en Erashar, con pocos o ningún trabajo reseñable. Para colmo de males hace dos semanas Sir Golvar de Eradun, líder de la Compañía, contrajo la Fiebre Negra, y agonizaba en El Sueño de Dore, la posada donde se alojaban. La última noche, tras irse el sanador, los hizo llamar, “Me muero muchachos, y parece que no pasaré de esta noche. El oro y las joyas se han acabado, y poco legado voy a dejar, pero tal vez esto…” entregó a Morkainen un pergamino viejo y doblado, comienzo a toser y sus ojos vidriosos y sanguinolentos señalaron la puerta. “Ahora dejad morir a un viejo caballero, cof, cof, cof…”

Tomando una cerveza, los cinco aventureros leyeron la nota: “Tras la posada de la Vieja Mae, cruzando el vado de sus tierras, en el olmo más viejo adornado con un panal de abejas. En un hueco lateral está lo poco que queda de mi sueño. Firmando: Sir Golvar de Eradun, antiguo caballero de Stumlad, ahora mercenario”.

Los compañeros dudan de si acudir a la posada de la Vieja Mae, a media jornada de camino hacia el sur, y era lugar de paso común de la Oscura Compaña, de hecho se rumoreaba que Golvar tenía una relación con Mae. En cualquier caso bebieron a espuertas brindando por el antiguo caballero. Lothar quedo inconsciente de tanta cerveza y vino, Ar aguanto más y achispada eructaba y cantaba, Morkainen bebió más que nadie pero su cuerpo aguanto todo el alcohol. Vezlot y Azariel apenas bebieron y brindaron un par de veces, acostándose pronto.
Al día siguiente desayunaron huevos con bacón para mitigar la resaca, decidieron partir hacia la posada después de comer. En ese momento el dueño del Sueño de Dore les anuncio que a última hora de la noche había fallecido Sir Golvar, la compañía le dijo que no iban a seguir y que partirían tras comer.

Tras comer cogieron todos sus bártulos y partieron hacia el sur. Tras cuatro horas de marcha llegaron a la posada de la Vieja Mae, la posada en medio de varias granjas era pequeña y acogedora. Lugareños, unos comerciantes con dirección norte y un grupo con pintas de facinerosos eran toda la parroquia. Ar comenzó a hablar con los comerciantes, mientras el resto del grupo hablaba con Mae. Lothar se encargo de darle la mala noticia, Azariel la consoló con la mano en el hombro, pero la vieja no dejó escapar ni una lagrima.

Tras trasegar un par de tragos se excusaron diciendo que iban a aliviar la vejiga. Rodearon la posada, cruzaron el pequeño arroyo y comenzaron a subir por la colina. Lothar divisó un viejo olmo con un panal de abejas. Ar se retraso guardando la retaguardia, Lothar y Vezlot se acercaron al viejo olmo. De repente escucharon varios pasos acercándose en la noche. Morkainen cubrió a Azariel y Ar se escondió tras una gran roca. Mientras Lothar subía al viejo olmo. Acercándose de cuatro sitios distintos se acercaban seis bandidos (algunos de ellos eran los facinerosos de la posada) y uno con aspecto algo más peligroso, oscura cota de mallas, el pelo largo negro con canas, escudo y buena espada forjada en castillo. Cuatro de los bandidos tomaron posiciones y apuntaron con sus arcos. Lothar tiró a uno de ellos el panal de las abejas y luego les disparo con su arco desde lo alto del árbol, cansado de fallar se tiró al suelo y desenvaino la espada. Mientras Ar, tras dejar disparar a otros dos de ellos, salió de la roca, sólo a cuatro metros de ellos y cargo, tras decapitar a uno, casi parte por la mitad al otro. La maga Azariel lanzó un conjuro de hechizar al que parecía el jefe, el de la cota de mallas. Parece que funcionó ya que comenzó a retirarse sin hacer nada (pero también sin darles la espalda). Morkainen derribó a uno que cargaba colina arriba y le desarmo y obligó a rendirse. Mientras Vezlot tras fallar con un cuchillo arrojadizo se enfrasco en un rápido y mortal combate con otro. Pronto recibió la ayuda de la elfa, que le lanzo proyectiles de energía mágica. Ar, una furia de la naturaleza, acaba también con otro de los bandidos ahogándole en el río. Mientras Morkainen y Lothar apresan al líder y llevan prisionero al que derribo Morkainen. Belcor, que así se llamaba el guerrero, tras un rifi-rafe con Lothar les dijo: “Sabía que ese tipo tramaba algo, tanto tiempo paseando por aquí, ¿Qué hay ahí muchachos?”, parece ser que llevaban meses viendo al viejo caballero caminar por la zona, como buscando algo. Tras discutir qué hacer con ellos les dejaron escapar en distinta direcciones.

Azariel examino el hueco, había 15 monedas de oro en un saquito, una daga de azulado acero de Stumlad, una carta caducada con derechos caballerescos en Stumlad, y un pequeño pergamino enrollado. Tras limpiar sus heridas (pocas) regresan y pasan la noche en la posada de Mae. En el pequeño pergamino enrollado había grabadas unas runas élficas que Azariel lee: “Tesoro élfico”, al otro lado del pergamino en lirith:

“Busca el valle de Elantria. Presenta tus respetos al más anciano pino élfico.
-I I D I I-
Un peso muerto te guiará por el siniestro ojo de la muerte.
Certero y recto como un tiro de flecha, cincuenta pasos y llama.”

Azariel y Lothar reconocen el nombre del Valle de Elantria, era un antiguo asentamiento élfico en un valle oculto al norte de las Terasdur. Llevaba abandonado como 400 años al menos según se cree. Comenzaron a discutir si seguir un pergamino de algo que puede llevar años descubierto, o quizá sólo fueran los sueños de un loco, algunos opinaban que no tenían nada que perder, y siguieron debatiendo, y en eso quedaron...

Un noble saludo.-

2 comentarios:

  1. Cómo molan los quecos! Sobre todo el Sargento Marramamiau! Te han quedado muy chulis cari!!
    Para cuándo otra partidita?? :P Vicio! Vicio!

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  2. jejeje esta curraisimo tio, quiero ponerlo en mi blog para que salga pero no se como... ando investigando ^^

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